martes, 19 de enero de 2010

QUINCENA CUENTO DE JOELGUSTAVO RODRÌGUEZ TORAL


QUINCENA
Por JOEL GUSTAVO RODRÍGUEZ TORAL
Para YESENIA
Hoy si voy al trabajo, - ¡ojo!- voy al trabajo no dije voy a trabajar pinché empresita de cuarta, pero si voy a ir al trabajo a que me den mi quincena, y a ver a las buenonas de la oficina que hoy se arreglan de más, para que uno de menso vaya a invitarlas al antro a gastarse el Money que uno necesita, mucho más que ellas por qué siempre buscan que uno pague, -¡claro!- te ofrecen su compañía y si sale hasta terminas pagando el cuarto del hotel, muchas veces no la compañía de las compañeras por que siempre llegan, por ellas al antro sus novios, -¡que casualidad!- y hasta ahí el buen espíritu de compañerismo y equipo de la oficina, a veces uno termina con una urraca, cuando todo termina sigue siendo una verdadera urraca y no hay más, ya no sé quita lo bailado. No es algo que me guste vivenciar sólo qué me gusta la algarabía de la quincena, en que se muestran las personas en sus complejas obsesiones, o en su verdadera dimensión, en sus inútiles rituales de presentación y de alegría, al día siguiente se vuelve a la cruda realidad que es para algunos muy cruel, por ejemplo he dicho que las mujeres de la oficina se arreglan esmeradamente y demuestran su categoría, las mejores son las sobrias por que esas llegan al antro y si se divierten sanamente, sin impresionarte ni nada, sólo que aunque con ellas yo soy feliz, bailando y conviviendo, no son las que estimulan mis expectativas ni mis sentidos, las que se vuelven una maldición son las urracas llenas de colores y apantallando a la de huevo, con estas yo creo que tengo una filia, por que ya en el ambiente con ellas me animo a más y logran hacer mi quincena, con éste género laboro-antral femenino, y en esto no hay límite de edad, hay algunas que muestran de más creyendo toda esa tontería de lograr algo, demostrando toda la desesperación y frustración familiar al éxito, una negación digna de record Guiness y que terminaría cualquier fortuna en años de terapia, que estas mujeres tratan de equilibrar en una noche de quincena y de antro. Las Urracas como yo he llamado con amor y con odio son mujeres qué a veces se sienten hombres, tienen hijos, no se casan, les gusta el peluche y el juego del conejo, cuando agarran la jarra son bien pericas, habladoras y groseras, siempre piensan en sus hijos, pero nunca los educan, siempre andan de golosas pero nunca logran ni la satisfacción propia, ni la mía que es la gran satisfacción personal, son mujeres con muchas historias y con muchas lágrimas, yo sólo deseo meterles pata en la madrugada y hacer madriguera con sus cabellos, con sus muslos y con el olvido, ellas, - ¡pobrecitas!- sólo quieren que alguien las escuche en una noche de quincena y de antro. Todo es posible con el poder del ejercito laboral que es una verdadera basca, trabajas según esto para ser productivo, pero cómo se puede sentir una persona normal, trabajando para ganar si con lo poco que uno gana ya se está pagando, lo mucho que se debe, se ganaría más siendo criminal y así todos los días serian de antro, para colmo hacen programas de televisión con especialistas en crédito para informarte que no debes de gastar lo que no tienes, y sobretodo y a forma de regaño de plano te dicen que no sabes ahorrar y que es el colmo que tengan que enfatizar que tienes que ahorrar ¡que poquísima madre!, toda esa gran confusión que nos meten a nosotros, para que seamos en su laboral mundo hormigas con escritorio, moviendo números en un infinito claro, para la finalidad de una verdadera ganancia, que ira a parar en el que es responsable de firmar los cheques de quincena, de quién sabe cuantos empleados, quién por cierto ya van varías veces que invito, para pedirle aumento y él muy cabrón nunca me puede atender por qué sale con la Lic. Bermúdez o con su secretaria Catita que tiene buenos topes, o ya de plano con su nueva novia Marintia, o con su esposa que espera poder resolver su situación marital en un milagro de quincena. ¿Cómo se llama la señora? Se llama Georgina y la neta- ¡esta divina la seño!, yo teniendo una mujer así no andaría de cabula, no habría quincena de antros, siempre me iría con ella a casa, -¡bueno, bueno!- Catita es un ángel, es hermosa, y si es muy trabajadora, ella sabe todo en éste mínimo reino laboral del Lic. Bañuelos. Es el cabrón del que te hablo que no me da aumento, me da coraje por qué ese canijo en lugar de ser cómo tu seguro servidor, alguien que vive para la quincena y el antro, él si se aplicó, sabes que empezó cómo yo, cómo un simple empleado, pero era ambicioso, muy ambicioso y busco casarse con la srita. Georgina la hija de uno de los socios, lo que es la vida, ahora logro hacer que el padre de Georgina, el Lic. Mansur terminara su participación en la empresa, aun que no logro dejarlo pobre, ahora ya es casi él dueño de está empresa, gracias principalmente a que se acuesta con la Lic. Bermúdez, a mi nadie me lo contó yo lo vi. los muy canijos se van al archivo muerto a estar juntos y a pensar que más van a hacer con está empresa, yo con eso me he hecho el tonto que es algo que hago muy bien, pero si estoy sobres con lo de mi aumento y el Lic. Bañuelos, con todo y sus movidas, no me puede echar la mano, al contrario cada vez tengo más chamba en el archivo y mucho menos pago de quincena. Por medio de Catita me mando decir que está quincena iba a tener una sorpresa en mi nomina, que iba a irme con más dinero de lo usual.
Pues bien hemos llegado a la caja para recibir el ansiado cheque, el justo salario por nuestros servicios a esta empresa tan patriota en que no hay despedidos, pero ahora la de la caja me dice que vaya a recursos humanos, que ahí me darán mi quincena, -¡ah que mi Lic. Bañuelos se acordó de mi!,- yo creo que no nada más hay el aumento de sueldo, probablemente un mejor puesto que me haga ganar lo que me merezco, lo que en realidad debo de ganar, se había tardado el Lic. Bañuelos pero ese -¡si es mi amigo!-, ambos empezamos juntos en está empresa, éramos muy jóvenes, el director de recursos humanos: el Lic. Montes de Oca y Catita están con mi expediente, él me mira y me pide que me siente, yo estoy divino, Catita está distante yo creo que debe disimular las ordenes de su jefe el Lic. Bañuelos, el Lic. Montes de Oca me mira fijamente y me dice que la empresa se ve en la penosa obligación de prescindir de mis servicios, me dice que sabe de mi desempeño, lealtad y capacidad, pero que es necesario para el buen funcionamiento de mi departamento y de la economía de la misma empresa, éste recorte de personal, en que lamentablemente me veo envuelto, un millón de blá blá blá, que ya no oigo por qué estoy helado, no doy crédito a nada, me han dado si claro más dinero en un cheque, pero también me han dado mi finiquito y el cese de mi empleo, -¡Pinché Lic. Bañuelos!- desde lejos se ríe por qué ahora soy un desempleado más, Jiménez y Ortigoza se apiadan de mi, Catita me recuerda la razón de mi despido: “recorte de personal”. Para mi todo tiene que ver con el poder del Lic. Bañuelos -¡hijo de perra!-. Parece que traigo el letrero mortal del desempleado de la quincena, todos me ven hasta que salgo de la pinché empresa del Lic. Bañuelos, pero a la salida me encuentro a las Urracas de Meza y Arizmendi secretarias de la Lic. Bermúdez, listas para antrear, veo mi finiquito tengo dinero quedamos de vernos allá, me voy al banco a cobrarlo, en la fila me pierdo en el anonimato de todos los empleados y otros usuarios, ahora soy un desempleado, la verdad no me siento ni raro ni diferente, sólo que las próximas semanas ya no tendré de dónde sacar mi quincena, con dinero en mis bolsillos me voy con esas Urracas a antrear.
Mañana se la mentare al Lic. Bañuelos. Hoy también y de una vez.
*Un momento de literatura te invito al taller con Alfredo Peñuelas Rivas*

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