domingo, 19 de septiembre de 2010

LOS MOMENTOS DE PENELOPE


LOS MOMENTOS A LA PENELOPE

Pasaba el tiempo y con el las cosas progresivas e inevitables de la vida, pero no para ambos ella de la lado sur y el de lado norte a muchos kilómetros de ahí, era difícil definir una relación sentimental con mas ausencia y distancia, que ahogaba el momento en que pudieran estar juntos, en lo que a ella respecta él sigue siendo una tierna ilusión pero por sus principales enemigos naturales era cada vez menor, sin contar con ese tremendo ahogo de soledad que la socavaba cada vez que necesitaba de él, y que él aun que estuviera en la webcam, en su email, en su Messenger y en su cel, presencia virtual, él era una caricatura para ella, una representación perfecta, no del hombre perfecto pero si del compañero que ella necesitaba diariamente. Sin embargo al llegar a su cama a ahogarse con toda está desolación, su cama se volvía la peor consejera y la más cruel consejera ya que ella le decía que el no era suyo por que ella estaba sola, completamente sola, y le decía que ese no había madurado lo suficiente, ¿quien buscaría de tan lejos la misma soga que puede encontrar a la vuelta de la esquina?, la imposible locura de éste galancito de la red, en casa era inevitablemente y era esmeradamente terrible mirar tan vividamente los pensamientos que sostenía con la cama. Sin querer creerse de alguna manera masoquista por terribles que fueran los pensamientos de su cama y toda esa interminable discusión entre amar y querer ser amada, era mil veces preferible este insulso dialogo con la cama, que ante su espejo que solo miraba para arreglarse, para maquillar el estado anímico de su sonrisa, y para poder salir de su ratonera fortaleza, hasta que llegara él y la llevara a su regazo. Ambos ya tenían una historia con cosas que valían contarse y cosas feas que olvidar, ambos cada día se buscaban en el resplandor del sol, ambos se buscaban en la valentía de volver a dar la cara, eran fieles a la consignan del día, aunque vivieran días desolados, llenos mas de desesperanza que de luz y tráfico, sin embargo y a pesar de la fragilidad de su existencia, ante su misma realidad que los cercaba siempre, ambos con su propia voluntad volvían día tras día a ser testigos de su misma presencia y de volver a comprometerse ambos, en sus mensajes de promesa de tierra prometida, y con la consigna ideal de que ambos llegarán a estar juntos, y ahora tenían como juez y parte el tiempo, inevitable que pasaba dejando pasar las cosas importantes entre ellos que querían compartir y que por sus circunstancias que les erán imposibles de contar, no podían, pero así como el día llegaba a pesar de la tormenta o del día más gris y todo cargado más para el fin de todos sus sueños, el día volvía a la mañana siguiente terco y fiel comprometido.

Ella a cada paso que daba fuera de su casa, pensaba en él y se daba cuenta que él era como el día, en su más mínima idea, y que quién sabe que diablos hacia para renovarse ante la webcam y ante los emails, para volverle a decir: “¡te quiero y quiero que estés conmigo mi amor!”, por el momento era todo lo que necesitaba para continuar. Ella no se imaginaba si se rompía con el viento, no se imaginaba todo lo que se callaba, todas la cosas que él tenía que hacer para mantener vivo su sueño de estar con ella, por que él la quería no por que ella fuera perfecta sino por que ella era su alma gemela, era la mujer por la que había resistido los momentos de sus soledad mas critica, cuando vio como se cayo su palacio blanco, cuando vio que aquel viejo amor con él que aprendió todo lo que su alma podría odiar, era increíble que aquel amor por la que él dio su vida lo haya echo odiar el mundo tanto, pero ella no era ese viejo amor, ambos sabían que tenían su mal carácter y que a ciertas horas estaban dispuestos a todo, para no estar cerca, para no estar juntos, pero que a ciertas horas eran inevitables no buscarse con la misma necesidad y con la misma ternura. Por eso él la quería profundamente y soñaba con su perfume y con su sonrisa como si fuera un loco, el loco que no oía para nada críticas a cerca de su relación como aquella que le decía su mejor amigo: “¡Amor de lejos es amor de pendejos!”. Por eso se buscaban siempre y se encontraban mandando señales desde la webcam esperando el momento de declarar el triunfo de su inevitable batalla, el triunfo de su ilusión y de su amor por la red…

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